Los seres humanos tienen un poder muy grande y ellos no lo saben…” le decía la Serpiente a la Iguana.

“Ese poder es misterioso y muy poderoso…”

Mientras la Serpiente hablaba vio venir a lo lejos a un hombre.

“Mira, ahí viene una persona y te voy a demostrar lo que digo. Cuando pase por aquí, tú y yo estaremos escondidos. Entonces yo le morderé una pierna. Acto seguido aparecerás tú corriendo y el pensará que fue mordido por ti”, le propuso la Serpiente muy entusiasmada.

La Iguana aceptó, y cuando la persona pasó frente a ellos – que estaban escondidos – la Serpiente le mordió una pierna y rápidamente se volvió a esconder. En ese exacto momento la Iguana apareció corriendo y alejándose del lugar.

El hombre se asustó sorprendido por la mordedura, pero cuando vio a la Iguana arrancar, se calmó….

”Oh…era sólo una Iguana” , exclamó aliviado y siguió su camino.

 

La Serpiente y la Iguana esperaron varios días para que esta misma persona volviera a pasar por ahí.

Finalmente al hombre nuevamente se le vio venir desde lejos.

“Ahora, tú vas a morderlo y te escondes, entonces ahí aparezco yo huyendo del lugar…” le propuso nuevamente la Serpiente.

La Iguana aceptó, y cuando el hombre pasó frente a ellos – que estaban escondidos – la Iguana le mordió una pierna y se volvió a esconder. En ese exacto momento la Serpiente apareció alejándose rápidamente del lugar.

Al verla, el hombre se puso pálido. Sabía perfectamente que ese tipo de Serpiente era venenosa y letal en un corto tiempo… se encontraba a kilómetros del pueblo, intentó caminar unos cuantos pasos pero comenzó a trastabillar y en cuestión de minutos cayó al suelo.

La Serpiente y la Iguana se acercaron al hombre… estaba muerto.

 

¿Cuál es la moraleja para tí?